domingo, 10 de agosto de 2014

CADA SEGUNDO QUE PASA

Cada segundo que pasa
maldigo ésta mi condena
de silencio entre la gente
sin imaginar apenas
que la vida es tortura,
agrio vómito del ausente
llevando la mente a la locura.

Aquí surge pues mi duda,
bajo el manto de la luna
que se oculta por no verme
caer de nuevo de bruces
a un charco de agua y lodo:
Espérame amada mía,
quiero enseñarte el tesoro
que acumulé estando solo
bajo un palpito de melancolía...
Donde descubrí el secreto
de tus labios en la alegría.

Acaso encontré el misterio
por cuánto me sonreías
cuando sólo soy un condenado
que da la voz por perdida
en medio de cualquier jolgorio
riéndose de mi propia vida.

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