el aroma de tus cabellos,
el espacio que dejas adrede
junto a la boca y el deseo.
Luz que brilla en la noche
para surgir luego del sueño
y desatar ese lazo de llanto
que es ingrato en los pensamientos.
Caricias es lo que yo quiero,
no derramar otra lágrima
en ausencia de tu cuerpo;
que si el ayer fue pecado
ahora brota el encanto
en ese manantial de sedas,
apagando la sed... Sediento.
No quiero vivir del pasado,
si escalar en tu presencia
montañas... Caminar prados
de verdes hierbas, esencia
de blancas almas... Inalados,
como dos seres que marchan juntos,
al lado, henchidos de amor,
enamorados por el rayo
de una fuerte tormenta
mientras te regalo una flor.
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