Tenía las bragas blancas
y el culo risueño,
la mujer de mi calle
orgullo de mis sueños;
a veces la herida
va por dentro... Va por dentro
despertando un mar
sediento.
Muchacha,
la del pañuelo,
desnuda todo tu cuerpo,
que tienes la piel tersa
y los labios
de caramelo.
Alegra con esos ojos
grandes y negros
la verdad del despojo,
las almas del infierno.
Se delicada y luminosa
bajo las tiernas caricias
de un viento que evapora
en un rincón de tus piernas
el anuncio de la aurora
al principio de la rosa.
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