A veces ignoro la tragedia
de hombres en su maleza,
pero tengo tiempo
al desarrollo
de sus dudas que carcomen
las ideas en las cabezas.
Quiero sentir lo que sienten,
tener empatía a sus actos,
recibir como algo mío
la acritud de los vocablos.
Ser consecuente al llanto,
a la alegría.... Y admirar
de arriba abajo
la inmensidad del espacio.
Quiero ser niño
entre los niños,
hombre entre los hombres,
claro entre las nubes;
luz surgiendo del rayo,
para valorar la expresión
de tantos pasajeros llanos.
Y disfrutar la dulce huella
de quien pasa
por la tierra
sin dejar marcado el rastro,
sólo el verso...
En un poema.
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