Quise imaginar humano
una nave interplanetaria
en mi vida solitaria
donde uniéramos
las manos
dando fuerzas al misterio
de viajes
en el ensueño.
Salir del planeta Tierra
bajo la atenta mirada
de científicos
y de hadas
asqueados de tantas guerras,
ansiosos de nuevas moradas
y vistiendo trajes de seda
para mitigar
la pena
de este mundo
que nos condena
a ser parte de la mierda.
¿Quién no quiere esperanza?
Conocer el vasto Universo
entre bailes y danzas,
en medio del último verso
y encontrarse en la gracia
de recitar un poema
que tenga escrito el lema:
El sueño de la arrogancia.
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