Besos a la amada
que me convierten en hombre
de matices solidarios
y de lumbre.
El arrullo va por dentro,
las caricias se adivinan
y el daño de la espina
me confunde.
Rostro solitario
en la duda de la noche
sin buscar nunca el reproche
de costumbre.
Soy viajero a la estrella
que me lleva a su luz
lejos de cualquier barrera
y me sacude.
Soy viajero extrafalario
dando vueltas a un rosario
en la órbita de un cometa
y su luz.
Y busco en el horizonte
la clave que me lleve al norte,
ahora, que he dejado lejos
la juventud.
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