No sé porqué suspiro,
para que me lleve el viento
al umbral de un desierto,
justo en la noche... Soy cautivo.
Y mira que ando despierto
observando todas las estrellas
del enorme firmamento
para descubrir entre luces
el camino firme del cielo;
acaso... es sublime mi destino,
terminar como he nacido
a la sombra de un infierno
sin destacar en nada en la vida,
pero aún me siento aprendiz
y pequeño, infeliz infante
columpiando miedos al instante
que vuelva al amparo de una matriz.
Doy por seguro lo incierto
del hombre en su concierto
y me deshago de palabras
para explorar los silencios
que vendrán después del viento,
justo cuando haya muerto
tras subir la última montaña.
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