Justicia a la gente...
Que el rayo no nos abandone
aunque amaine la tormenta;
ahora que claman las voces
al anuncio de las promesas
y la palabra se hace presente
en boca de los más ricos.
Atrás queda el silencio,
el cordero del destino...
Cuando más dura sea la lucha
más cálida será la caricia
en la mejilla del cautivo
para resurgir de la miseria.
No habrá más frío
en la oscuridad de la noche,
habrá luz en tus pupilas
para distribuir cariño,
para retomar el sueño
del primero de los hombres...
Y en las cumbres pirenaicas,
entre las nubes del cielo,
volará libre el alimoche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario