No respondo al silencio,
la burla que atesora,
no es de sabios sino de necios
callar cuando llega la hora
si somos simple palabra.
Cuando alguien habla
y dice lo que siente
la luz se hace presente
desde la fuente del alma;
es aquí donde reclama
el fondo del sentimiento
cubierto de resplandor en calma
que fluye al soplo del viento.
Cada vocablo es espera,
deseo del ave que vuela
hasta la nube del cielo
y se figura con ella
la voz en boca de caramelo.
Es en la palabra en sí
lo que nos lleva a asentir
del camino los pasos,
la esperanza antes del fracaso,
de un silencio vacío
que nos acerca al ocaso
de una muerte en su estío.
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