sábado, 22 de septiembre de 2012

EL HOMBRE DE BLANCO

El hombre de blanco
susurraba amor a las mujeres
desprovistas de mantos,
las acariciaba con sus palabras
y las llenaba de aromas
mientras salvaba sus almas.

Las decía: Sois la Luz...
Pero la penumbra amarga
iba cubriendo sus ojos
y no veía más que despojos
en el arrojo de la calma.

Sed valientes, mujeres,
decía el hombre de blanco,
no olvidéis en esta tierra
que sois la dulce primavera
que se renueva con ganas.

Dais luz a la mañana,
derrotáis a las tinieblas
y en instantes de niebla
rompéis todas las cadenas.

Pero no todo es blanco,
a veces asoma el llanto
en los ojos de una mujer
y no hay consuelo que pueda...
aún ni el hombre de blanco.

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