Voy a los ojos
que susurran plácidamente
secretos de mujer
hacia absurdos destinos,
y sobre los oasis de la tarde
trenzando ramilletes de amor
en el fuego.
Voy...
más allá
de la risa destemplada
en la locura colectiva de la calle
empeñada en ser un capricho infinito
de historias.
No busco olvido lunar
ni arranco musgos
vistiendo rocas,
sólo satisfago de sueños
ansias al tacto visible
en los dedos,
y aliento gotas saladas
hasta la húmeda suavidad
de unos labios olvidados
en el oscuro más siniestro.
Voy...
al aroma del lecho
antes que el susto me robe la sombra
y la duda detenga mi gesto,
y no pueda abrir en el aire
inquieto
un hueco a la caricia.
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