No sé decir no
a la caricia de tus manos,
me acurruco en tu regazo
como un niño abandonado,
crezco con tus palabras
llevándome a un paraíso,
río con esa sonrisa
que depositas en los labios
dibujando un suave riachuelo;
parece que estoy enamorado
y me atrevo a decir te quiero
mientras despierto del sueño
en medio de la mansa noche
y ante tus pupilas me desvelo.
Quise batir al espliego
en su arrogancia suprema...
Hoy es el día en que el destino
nos separa en las aceras
sin disimular los paseos,
es el día en que la sombra
se aloja en el camino de los necios,
es el día del andar solo,
de verme devorado por los recuerdos
y de sufrir la condena en solitario.
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