Sonríes pero no ríes
de tu calavera henchida
tienes espacio a la vida
pero peregrinas las palabras
hasta los confines del alma.
Tienes la muerte viva,
te acompaña la mortaja
en una pesadilla cautiva,
y te revuelcas en la faja
de la sinrazón altiva.
Cómo superar la pena
de un sin vivir manifiesto,
te lleva la existencia a la condena,
te lleva la muerte con lo puesto.
Y aún querías más sueño,
despertar una mañana
a la luz de una ventana
para distraer el misterio.
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