Me quedo sin grito.
¿Dónde queda la voz?
Me quedo sin orgullo,
sin suspiro, sin sonrisa...
Y abandono el desierto
en esta ciudad vieja
repleta de locos...
Voy a ninguna parte,
así... me lleve un oasis
de palmeras y cascadas,
de agua cristalina y pura
y pueda aparecer riendo
lejos de cualquier locura
que me altere en sueños.
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