Suspiro por ese espacio
dejado a la fantasía,
al aroma de la hierba,
espacio por la vida...
mientras revivo tus labios
en el beso y la caricia
dispuesto a ver el horizonte
con ojos que no conocían
el ocaso mismo del norte;
por ti, mi voz suspira
al amor, a esa dádiva
fresca en el corazón
y te digo: El alma mía
palpita en tus pupilas
para enjuagar el espíritu
en el camino de salida.
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