Puro temblar de miedo
que no deshace el muérdago
en el umbral de la casa
donde ansío el cielo
esperando a ver qué pasa
entre dudas y deseos.
Porque me desperté con el sueño
de pesadilla y no quiero
ser pasto de las llamas,
convertirme en este infierno
en el calor de las brasas,
en las pavesas traviesas,
en la condena del alma.
Mira cuál es mi pena
que del hogar imploro
lo válido del tesoro
en la mar serena
para esparcir mis cenizas
justo cuando la suave brisa
me llene de calma.
Y pueda el espíritu abrirse
en el mundo de los muertos
para dejar de estar triste
valorando los secretos
de ese recorrido incierto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario