Cubriré tu tumba de rosas
y esquivaré las dudas
que me trasladan a la mariposa
en su vuelo de amargura.
Habrá otra vida, espero,
al devenir del espíritu
para morar otro cielo
al final de la condena
tras semejante derrota.
Y a fuerza de ser sincero
desterraré esa pena
que despierta a la marmota
hasta los límites del desierto
dándote ya por muerto
en esta sociedad de hipócritas.
En cada nota escrita
aprenderé del silencio,
de tu ausencia sigilosa
y esparciré el misterio
al corazón de las cosas
para ahuyentar al tirano
en el atisbo del miedo
y se lo coman los gusanos.
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