Feliz te veo esta noche,
entusiasmado en un futuro
de espíritus libres y puros
encaramados a la luz,
obsesionados en el orgullo
mientras adivino el tuyo
soñando con lo simple.
Hay está el regalo,
deambular en un estado
de clarividencia y simpleza
sin mezclar en el espacio
las sombras en su rutina;
no serán ya las retinas
las que detengan el movimiento,
justamente irán más lentas,
despacio en el gran vacío,
enarbolando al viento
la bandera de la libertad
y el saber de la muerte
mismamente acontece el duelo,
tomando luego el veneno
que nos marque por señal.
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