Aún creo en la vida
que dibuja horizontes
mansos y llenos de espuma
cual estela en la mar
abriéndose hacia el norte;
aún creo en la vida,
en ese tramo de duda
dispuesto a ser principio
del cáliz en la ternura,
y tengo ideas buenas
con que andar el camino
voraz ante la condena
del paso junto al destino
para volar sobre el sueño
la luz de una estrella
crecida en el empeño
de ser la más bella
realidad frente al espejo.
Aún creo en la vida
y acepto los consejos
del hombre... Sabio por viejo
y joven en la despedida,
porque, aunque nadie me lo diga
también tienen palabra los muertos.
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