Acuérdate de mí esta noche,
promesa de caricias pasajeras,
acuérdate de mí mientras vivas
contemplando el océano de estrellas,
y hazme sonreír a tu manera
ante el olor de la flor de la canela.
Que no quiero sentirte triste
en esta distancia sempiterna,
que quiero recordarte divina
en el brillo chispeante de las pupilas
y disfrutar del aroma que trae la rosa
entre tus cabellos negros ondulantes.
Mira que eres hermosa...
Sigue el misterio sin perder el tiempo.
¿Cuál es el secreto de las cosas
para mantenerte bella en el momento
que mi pecado es quererte tanto
y renegar de sombras odiosas
sumergiéndome en un letargo
del que no salgo tras el viento?
Acaso sea el ocaso del sufrimiento
lo que lleva eco a mi memoria,
y solo con recordarte siento
que he muerto en tu historia.
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