Nos conocemos en los sentidos
que conducen al alma,
nos notamos vivos al gesto
disimulado de la palabra,
y nos convertimos en pájaros
con las alas rotas y heridas
que no alcanzan el vuelo,
yendo a ras de suelo
para despotricar la miseria.
Busco comida para el espíritu
y temo que un gato negro me coma,
porque soy débil, frágil, dado al llanto;
cuando el llanto asoma
ante el rostro de otra persona
soy como andar de cojo,
casi siempre tropiezo en la piedra
y el baro ciega mis ojos
para ver solo en el horizonte
una montaña de basuras y despojos.
Pero ¿dónde queda la maravilla?.
Me contaron de niño un día
y creí a todos los hombres...
Me convertí en rehén del engaño,
mas lo que en verdad me hace daño
es el simulo a diario
qe quien no tiene salario,
ni trabajo ni esperanza;
de quien alimenta la panza
sin ideario en lo humano
y dibuja entre las nubes
la congoja para su calvario.
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