miércoles, 8 de enero de 2014

EL NIÑO

Pude entrar en tu destino
por el agujero de una aguja,
contemplar con ojos tiernos
la sonrisa que se dibuja
en tu cara de niño travieso,
y dividir este tesoro
que me trajo la palabra
a la candidez de tus dedos.

Cuando te vi maquiavélico
no sabía de tu dulzura,
no sabía de tu desvelo
por descubrir caminos nuevos
que llevaran hasta el cielo
la luz de la hermosura.

Y quise corregir tu sueño,
pero el sueño de un niño
tiene el aval de los dioses
que juegan también a serlo;
hoy... Te veo tan pequeño
que me pareces divino,
pero cuál será tu destino
errante entre los hombres,
en esta tierra maldita
sepultadora de caminos,
cuál será tu destino...
Mientras tanto sigue...
Sigue siendo niño.

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