No quiero sentir la muerte
en los atardeceres rotos,
ni quiero el movimiento oscuro
por los pliegues de tu rostro;
lo que quiero es vivir
con la caricia del viento
y el soplo que resbala por tu boca
en un beso de contento.
Sumerjo en la sombra el pasado
respirando el aroma de la rosa
entre los suspiros que provocan
el grácil vuelo de la mariposa,
y me detengo justo el paso
es alegría sobre las rocas
de una playa con mareas
abierta al oleaje y sus formas.
Sonrisa... Porque quiero vivir
bajo el Sol y tus pupilas
el momento que adivina
en la frente la diadema
y voy apartando la pena
con tristeza en la rutina
que me hace volar y sentir
el verso en tus mejillas.
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